De mi alma dolorida
Sé que no fue mi pasión
ni mi ardiente deseo
los que me hicieron amarte
como ya vez que te quiero.
Sé que no buscaba en ti
ni curación ni consuelo
a mis ansias de adorarte
como con tan profundo desvelo.
Fuiste tú,
fuente de vida,
con tu risa
y con tu llanto
la que anunciaba
el quebranto
de mi alma dolorida
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