Romance de la Luz y la Luna
Luz que se filtra a lo lejos
entre la fresca enramada
que se yergue majestuosa
en el patio de mi casa.
Luna que cubre los cielos
con feroces marejadas
de reflejos inquietantes
sobre la oscura montaña.
Luz de pálidos fulgores
que me han robado la calma,
ríos de luna que corren
por las espigas doradas,
olas de viento y de luna,
cabelleras nacaradas
de los trigales que mecen
los vientos de la cañada.
“Ay Luna de mi fortuna
que te llevaste mi alma,
cuando bajarás del cielo,
al umbral de mi ventana.”
“Nunca, desdichado amigo,
nunca en esta vida amarga
que haz de vivir muriendo
con un nudo en la garganta.”
“Ay Luz de mis ojos tristes
que te llevaste mi alma,
cuando volveré a verte
en la orilla de mi cama.”
“Nunca, desdichado amigo,
nunca en esta vida amarga
que haz de vivir muriendo
con un nudo en la garganta.”
Vago el camino sin rumbo,
perdida toda esperanza,
busco en la tierra una grieta
donde fijar mi morada;
vago perdido en el monte
verde de puro esmeralda,
vago el camino sin rumbo,
sin luna, sin luz, sin alma.
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